Satisfacción o frustración

El estado de ánimo de los jugadores de golf aficionados es ambivalente. Las sensaciones opuestas de acierto o error, satisfacción o abatimiento, coexisten de manera latente antes de ejecutar cada golpe y solo una de ellas, habitualmente la segunda, se manifiesta abruptamente después de golpear la bola, perfilando el gesto del jugador.

Esta ambivalencia procede de la propia naturaleza perversa del acto de golpear la bola.

Hacer correctamente un movimiento tan antinatural, atinar con la cara del palo cuadrada en la bola en el justo momento y enviar la bola al sitio previsto, es tan infrecuente que cuando se consigue, tiene un cierto halo heroico. Pero si no se consigue, resulta muy penoso.

Un buen tiro requiere tanta preparación y resulta tan difícil y complejo para la mayoría, que el resultado del golpe solo puede producir intensamente éxito o frustración.

Sin embargo, esta sucesión de emociones contradictorias constituye el mismo motor del juego. La sensación de un golpe motiva el siguiente, la impresión de cada partida alimenta la próxima. Y se trata de que este propio impulso del juego se dirija hacia una mejora razonable de manera que la satisfacción anule la frustración.

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Sergio Rosales

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