Una vez se produce el impacto, la bola desarrolla su vuelo.
Y las características del propio vuelo – trayectoria, altura, distancia, giros – dice en cada tiro y con toda exactitud lo que la cabeza del palo ha hecho en el momento del impacto.
La bola carece de prejuicios sobre la técnica del swing. Lo único que le importa es cómo la golpea la cabeza del palo.
El objetivo es interpretar los mensajes visuales de la bola, aprender de lo que hace la bola.
Diagnosticando los tiros, podremos explicarlos y entender las correcciones necesarias.
Todos los tiros están determinados por los factores del impacto. Si analizamos el vuelo de la bola, deduciremos las condiciones del impacto.
Y resulta que las condiciones del impacto están influidas por las cosas que hacemos antes del impacto y, especialmente, por nuestra colocación frente a la bola, antes de mover el palo. Por tanto, si analizamos las condiciones previas al impacto, deduciremos cómo será el impacto.
El objetivo es disponer de una cadena causa-efecto completa cuyo conocimiento facilitará enormemente la corrección de errores.
Muchas veces en el golf, las cosas que creemos que estamos haciendo son diferentes de las que realmente hacemos y muchas veces un mal tiro puede llevarnos a realizar ajustes incorrectos, que, a su vez, empeoran los tiros siguientes.
Si aprendemos a interpretar el vuelo de la bola, a traducirlo, entenderemos el impacto y lo que hemos hecho para provocarlo.
Al entender lo que estamos haciendo, aprendemos. Y al aprender, mejoramos.
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Sergio Rosales